Sumerios creadores de Dios.
La primera civilización conocida que desarrolló una idea clara de dioses organizados en un panteón fue la civilización sumeria, en la antigua Mesopotamia (hacia el cuarto milenio a.C., alrededor del 3500–3000 a.C.).
Los sumerios creían en una multitud de dioses antropomórficos, cada uno asociado con fuerzas de la naturaleza, ciudades o aspectos de la vida humana. Algunos de sus dioses principales incluían:
- Anu, dios del cielo
- Enlil, dios del viento y la autoridad
- Enki, dios del agua, la sabiduría y la creación
- Inanna (más tarde Ishtar), diosa del amor y la guerra
Aunque no se trataba de un dios único (monoteísmo), sí representan la primera evidencia documentada de una religión organizada con divinidades personificadas, templos, rituales y mitología escrita (como en la Epopeya de Gilgamesh).
El concepto de un dios único y supremo (monoteísmo) aparece mucho más tarde, siendo uno de los primeros ejemplos históricos el culto al dios Atón promovido por el faraón Akenatón en el antiguo Egipto (siglo XIV a.C.), aunque fue efímero. El monoteísmo establecido y duradero surge más claramente con el judaísmo antiguo, alrededor del primer milenio a.C.
Anu (también conocido como An en sumerio) es una de las deidades más antiguas y fundamentales en la mitología mesopotámica. Se le considera el dios del cielo, el firmamento y la autoridad suprema en el panteón sumerio y acadio. Aunque con el tiempo su papel se volvió más simbólico y distante, en los orígenes de la religión sumeria era visto como el padre de los dioses y la fuente última del poder divino y del orden cósmico.
Principales características de Anu:
- Dios del cielo: Su nombre mismo significa “cielo” en sumerio. Se le asociaba con lo más alto, tanto físicamente como jerárquicamente en el cosmos.
- Padre de los dioses: Se le consideraba progenitor de muchas deidades importantes, como Enlil (dios del aire y la tierra), Enki (dios del agua y la sabiduría) e Inanna (diosa del amor y la guerra).
- Residencia celestial: Vivía en el cielo más elevado, un lugar inaccesible incluso para otros dioses, lo que simbolizaba su trascendencia.
- Guardián del me: En la mitología sumeria, el me eran decretos divinos que regían la civilización, la cultura y el orden social. Anu era el custodio original de estos principios sagrados.
- Figura distante: A diferencia de dioses más activos como Enlil o Marduk, Anu rara vez intervenía directamente en los asuntos humanos o incluso divinos; su función era más bien de autoridad suprema y legitimación del poder.
Con el paso del tiempo, especialmente en Babilonia y Asiria, su rol fue absorbido o complementado por otras deidades como Marduk o Ashur, pero nunca perdió su estatus simbólico como el dios primordial del cielo.
En resumen, Anu representa la autoridad cósmica, el orden divino y la fuente de toda legitimidad en el panteón mesopotámico.
